“Bailar bailan las bailarinas y bailarines pero danzar, danzamos todas” Uno de mis maestros nos decía esto en las clases de entrenamiento corporal expresivo con música, al más puro training de teatro antropológico poniendo en lo contemporáneo el conocimiento de las tradiciones antiguas. En mi experiencia en la Danza libre, en la Danza genuina, en la Danza improvisada se expresa el alma. El cuerpo y el alma son la misma esencia en diferente expresión: una carnal y otra etérea. Somos alma y cuerpo.
Otra maestra de danza me invitaba a practicar la
DANZA CONTACT los “días malos”,es decir, que la práctica me sostuviera en esos
días grises, esos días donde el cuerpo está quebrado o el corazón resentido. En
su momento su invitación me sirvió para no huir de estar con lo que hay en ese momento y
entregarme a danzar, entregarme aunque esté con malestar, dejarme sostener por el alma en los momentos de oscuridad. En la luz del alma ese desvarío se disuelve. A día de hoy
están presentes mis maestras y maestros en mi danza, somos una sola alma que a través
del tiempo hacemos nuestra oración eterna. Un movimiento continuo de seres
espirituales que viajamos de las estrellas a la Tierra para experimentar en
nuevas e infinitas formas.
Danza cuando lo necesites,
Danza cuando te sientas sola,
Danza cuando quieras celebrar,
Danza en el silencio, Danza en el ruido,
Danza con movimiento y Danza con quietud…
igualmente la Danza no termina… airea el alma.
Auuu!